En este mundo cada vez más globalizado, no es buena idea para un país mantenerse aislado, porque perdería muchas posibilidades de hacer sinergia y crecer a velocidades inimaginables. Pensando en esto, los países buscan establecer lazos mercantiles y comerciales, donde los ganadores son todos: gobierno, pequeños y grandes empresarios, clientes, el impulso de la generación de empleo, la mejora y el bienestar de la población, etc. ¿El requisito? Producir bienes y servicios innovadores, de primera calidad y a precios competitivos, una combinación que es posible si se produce en grandes cantidades y se logra generar alta rotación de productos, tanto a nivel de exportación como de importación.
Pero, ¿cuáles son los objetivos que se persiguen con un tratado de libre comercio? La respuesta se concentra en los siguientes puntos: Apertura del comercio hacia el mundo, lo cual es urgente para un país como el nuestro con deseos de crecer. Mayor dinamismo de los flujos de inversión extranjeros y nacionales. Lograr la asignación más oportuna de los factores de producción. Dicho de otro modo, se busca mejorar la calidad de vida de los peruanos, lograr precios más bajos y mejores productos para los consumidores, aumento del empleo.
De hecho que el Perú ha entendido esta figura y ha hecho énfasis en el establecimiento de tratados comerciales diversos. Uno de los importantes tratados es el Acuerdo de Promoción Comercial (APC) firmado con Estados Unidos. Este tratado de libre comercio se firmó en Washington el año 2006, pero recién inició operaciones el 1ero de febrero de 2009. Las negociaciones abarcaron el acceso a los mercados, reglas de origen, administración aduanera y facilitación de comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, Defensa Comercial, Contratación Pública, Inversión, Comercio Transfronterizo de Servicios, Servicios financieros, Políticas de Competencia, Telecomunicaciones, Comercio Electrónico, Derechos de Propiedad Intelectual, Laboral, Medio Ambiente, Transparencia, Fortalecimiento de Capacidades Comerciales, Solución de Controversias.
Como no podía ser de otra manera, hubo detractores al TLC con los EE.UU. Una de las primeras era que en la negociación no se reconocía la asimetría entre las economías y la diferencia abismal en el nivel de desarrollo existente en ambos países. Algunos líderes políticos estaban de acuerdo con la realización del tratado, en su mayoría de derecha como Lourdes Flores, Alan García (aunque su posición fue ambigua durante las elecciones del 2006 al rechazarlo y luego como presidente apoyar el TLC). Entre los políticos y personalidades importantes que se oponían estaban los políticos Javier Diez Canseco, Susana Villarán y el ex presidente Valentín Paniagua.
Actualmente, EE.UU. es uno de los principales países a los cuales exportamos nuestros productos, tales como minerales, metales, textiles, productos pesqueros, petróleo crudo, café, cacao, artesanías, paprika, alcachofa, uva, mango, mandarina, espárragos. Este país de América del Norte, cuya capital es Washington D.C., gobernada como república federal presidencialista, cuenta con una extensión territorial de 9’826,675 KM2 de superficie terrestre y una población superior a los 321 millones de habitantes.
A poco más de cumplidos seis años de iniciado el tratado de libre comercio con EE.UU., y pese a que la antesala a iniciar el intercambio de bienes y servicios se caracterizó por la desinformación de parte de ciertos grupos a los cuales no les convenía el importante intercambio mercantil que se avecinaba, ahora se puede justificar el tratado con cifras: las exportaciones aumentaron de manera importante y fueron bastante favorables para el Perú. Es indudable entonces que el TLC ha sido una pieza clave para el despegue de nuestras exportaciones, las cifras lo sustentan, sentenció Comex: “Entre 2009 y 2014, nuestras exportaciones totales al mercado estadounidense crecieron un 26%, mientras que las exportaciones no tradicionales –aquellas que incorporan un mayor valor agregado y generan mayor empleo– tuvieron un crecimiento del 80%”, agregó. Mediante este tratado de libre comercio, el Perú está experimentando un importante crecimiento económico, a la vez que cuenta con el privilegio de negociar con una de las economías más grandes del mundo.
Asimismo, entre las exportaciones no tradicionales destinadas a EE.UU., las del sector agropecuario representan el 30%, mostrando aún una gran ventana de crecimiento. Estas pasaron del inicial US$ 580 millones en 2009 a US$ 1,263 millones en 2014, lo que muestra un crecimiento sostenido, con una tasa de crecimiento acumulada del 118%. También, este tratado de libre comercio logró que muchísimas empresas se apalanquen con tecnología para incrementar su capacidad de producción a costos mucho menores. A tal punto que en los dos primeros años de vigencia, el monto pagado por aranceles disminuyó un 47% para nuestras importaciones.
Es así que el 20% de las importaciones de bienes de capital para la industria de nuestro país provienen de EE.UU., las cuales están absolutamente libre de aranceles. Comex Perú reportó que, de 2009 a 2014, las importaciones de este rubro pasaron de US$ 1,219 millones a US$ 1,738 millones, con un crecimiento de 43%. De la misma manera, las importaciones de bienes de capital para la agricultura crecieron un 136% en el mismo período. Del mismo modo, las importaciones de materias primas desde EE.UU. registraron un orgulloso crecimiento de 2009 a 2014. Si analizamos por ejemplo, las importaciones de materias primas para la industria, veremos que éstas pasaron de US$ 1,617 millones a US$ 2,548 millones, con una tasa acumulada de crecimiento de 58%. Además, las importaciones de materias primas para la agricultura crecieron un 18%, al pasar de US$ 186 millones a US$ 219 millones.
El TLC, desde cualquier punto de vista, ha resultado muy provechoso para nuestro comercio exterior. Es así que en la actualidad, las empresas peruanas pueden colocar sus productos con relativa igualdad de competencia, en uno de los principales mercados del mundo, como es el norteamericano. Comex Perú sugiere aprovechar esta gran oportunidad de inversión en un mercado que nos ha abierto las puertas.
Aunque es obvio que el tratado de libre comercio traería muchos beneficios, también causó malestar en algunos sectores del pueblo peruano, tales como los campesinos, quienes indicaban que serían directamente perjudicados. Ante este reclamo, el gobierno peruano ofreció subsidios para reducir el impacto del tratado sobre los campesinos, de la misma manera que lo hace EE.UU. para apoyar a sus productores. El aparente incumplimiento generó una serie de protestas reclamando lo prometido, generando incluso muertes entre los campesinos. Ante esta ola de huelgas y protestas, el gobierno de aquel entonces, de Alan García se vio obligado a imponer un estado de emergencia en ocho provincias del Perú. Esta serie de protestas se realizaron antes de que entre en funcionamiento el tratado comercial.
Finalmente, ¿Cuál es el papel del gobierno para que este emprendimiento sea exitoso?
Básicamente, el gobierno tiene la responsabilidad de implementar una política de sana competitividad a largo plazo, estampar en la mente de los peruanos una mentalidad emprendedora y exportadora, enfatizar la descentralización, de modo que todo el Perú tenga la oportunidad de hacer empresa, favoreciendo las concesiones. Asimismo, es clave la implementación de un marco regulatorio que defienda a los pequeños empresarios y regule el accionar de los grandes empresarios, brindándoles la adecuada protección de sus inversiones, eliminado las barreras administrativas y burocráticas para facilitar la creación de nuevas empresas, desarrollando infraestructuras físicas (puertos, aeropuertos, carreteras).
lunes, 26 de octubre de 2015
lunes, 19 de octubre de 2015
Marketing 3.0
Todo es dinámico, y así es como debiera ser, para crecer hay que evolucionar, innovar, lo mismo aplica para los negocios, y por consiguiente, también para el marketing. Es evidente que todo cambio ha mejorado la vida de las personas. Un primer gran paso se dio con la agricultura, que en un momento dado fue la base de la supervivencia, y que inclusive en esta época moderna, sigue siendo una gran fuente de capital para muchos países.
El siguiente gran paso fue la era industrial, que trajo consigo grandes fábricas y la automatización de muchos procedimientos complejos. Luego vino la era de la información, quien junto a la tecnología conformaban los activos más valiosos de las organizaciones. Pero como nada es estático, se vive ya el siguiente cambio, el cual le da más énfasis a la creatividad, a la cultura y al entorno en donde se desenvuelven las personas, en un intento por hacer de este mundo un lugar mejor.
Y, es en este contexto que el marketing 3.0 nace en una atmósfera totalmente digitalizada, donde el uso del internet, ya sea mediante celulares, redes sociales u otros medios, es casi obligatorio para hacer negocios. Si hacemos un breve repaso de cómo inició el marketing 1.0, centrado en el producto, para luego evolucionar hacia el marketing 2.0, centrado en el consumidor. La nueva forma de hacer marketing es la 3.0, donde los elementos más importantes son los seres humanos junto a la responsabilidad social corporativa, los cuales prácticamente van de la mano.
Las organizaciones ya no son máquinas automatizadas donde los empleados se comportan como robots bajo la consigna de producir más a toda costa; por el contrario, en el marketing 3.0 la cadena de producción es conformada por la asociación trabajadores, proveedores, socios, cada uno de ellos enormemente preocupados por su contraparte y comprometidos mediante similares objetivos, misión, visión y, cuya fundamental premisa consiste en proporcionar valor.
Y es que el marketing 3.0 surge casi como una respuesta ante las necesidades actuales: satisfacer a consumidores muy bien informados, los cuales tienen el poder de comparar varios productos con suma facilidad gracias a la tecnología disponible. Entonces, se va concluyendo que el valor del producto es definido por el cliente. Las personas ya no son simples consumidores, como fueron vistos en el marketing 2.0, son seres humanos íntegros con pensamiento, corazón y espíritu. Ellos buscan productos que puedan complacer sus más hondas exigencias. Es el marketing 3.0 emocional y de espíritu humano que, a su vez, es capaz de adaptarse a los constantes y rápidos cambios sociales, económicos y ambientales.
El marketing 3.0 se complementa con tres eras: (a) la era de la participación, en donde el internet junto a los avances tecnológicos han sido vitales para lograr una interactividad, colaboración y, sobre todo participación en la creación de nuevas ideas y entretenimientos mediante redes expresivas tales como blogs, redes sociales como Twitter, Facebook o redes colaborativas tales como Wikipedia, Craigslist, etc. Luego se tiene (b) la era de la globalización y del marketing cultural, en donde la globalización pone en juego uno de sus atributos más importantes como es el de integrar las economías del mundo. Esta misma fuerza hace posible que el intercambio de información e ideas se realicen de modo rápido ya sea entre naciones, empresas transnacionales o clientes alrededor del mundo. También se debe mencionar (c) la era de la sociedad creativa y del marketing de espíritu humano, donde se aspira al más alto nivel de desarrollo social en la civilización humana. Para esta aspiración también la tecnología juega un papel clave.
El marketing 3.0 evoluciona hacia donde evoluciona el comportamiento y actitud del usuario, la cual es, finalmente, la manera de centrar al consumidor como el centro de los negocios. Pero este consumidor requiere que se utilicen métodos que sean de colaboración, culturales y espirituales. Este método de colaboración es conocido como communization en inglés, el cual significa que los consumidores quieren realmente interactuar con otros consumidores, no con las empresas que producen los productos.
El marketing 3.0 maneja usuarios hacia afuera y hacia adentro de la organización: hacia adentro de la organización son los propios empleados y proveedores. Hacia afuera son los clientes. Las empresas necesitan esforzarse de la misma manera tanto a nivel de clientes externos como internos. De manera interna se demuestra en los esfuerzos que se hacen para atraer y mantener dichos talentos para las compañías, donde los empleados que se quedan a laborar buscan que la cultura y propósito humano sean los pilares que mueven a la empresa.
Las empresas que pretendan mantenerse en la cresta de la ola deben enarbolar lo que se conoce como los 10 mandamientos del marketing 3.0, los cuales son: (1) amar a los consumidores, respetando a los competidores, (2) mantener un espíritu de sensibilidad al cambio, consciente de la transformación, (3) resguardar la marca, teniendo claro la posición que se ocupa en el mercado, (4) enfocarse primero en los consumidores que brindarán mayores beneficios, (5) el producto debe ser de la mayor calidad posible, a un precio justo, (6) apertura ante todos, (7) retener y hacer crecer a los clientes, (8) antes que nada recordar que el negocio de cara al público debe ser siempre con vocación de servicio, (9) ofrece siempre la mayor calidad, al menor costo y tiempo de distribución, (10) mantener seguimiento del usuario, manteniendo la información relevante que posteriormente permita aprovechar dicha información y tomar decisiones acertadas.
Finalmente, la pregunta clave que queda por responder es: ¿es posible ser una empresa que se centre en el bien del ser humano y, a la vez, obtener gratificantes beneficios? El marketing 3.0 cree que lo primero es una necesidad que conduce a lo segundo, no hay otro camino. Además, el crecimiento y expansión de las redes sociales ha hecho posible que los consumidores sean los jueces y casi decidan el futuro de las empresas. Teniendo esto en cuenta, las compañías deben reinventarse de cuando en cuando, para conseguir el objetivo de hacer negocios en esta nueva era, la cual ha sido perfectamente delineada en el marketing 3.0.
El siguiente gran paso fue la era industrial, que trajo consigo grandes fábricas y la automatización de muchos procedimientos complejos. Luego vino la era de la información, quien junto a la tecnología conformaban los activos más valiosos de las organizaciones. Pero como nada es estático, se vive ya el siguiente cambio, el cual le da más énfasis a la creatividad, a la cultura y al entorno en donde se desenvuelven las personas, en un intento por hacer de este mundo un lugar mejor.
Y, es en este contexto que el marketing 3.0 nace en una atmósfera totalmente digitalizada, donde el uso del internet, ya sea mediante celulares, redes sociales u otros medios, es casi obligatorio para hacer negocios. Si hacemos un breve repaso de cómo inició el marketing 1.0, centrado en el producto, para luego evolucionar hacia el marketing 2.0, centrado en el consumidor. La nueva forma de hacer marketing es la 3.0, donde los elementos más importantes son los seres humanos junto a la responsabilidad social corporativa, los cuales prácticamente van de la mano.
Las organizaciones ya no son máquinas automatizadas donde los empleados se comportan como robots bajo la consigna de producir más a toda costa; por el contrario, en el marketing 3.0 la cadena de producción es conformada por la asociación trabajadores, proveedores, socios, cada uno de ellos enormemente preocupados por su contraparte y comprometidos mediante similares objetivos, misión, visión y, cuya fundamental premisa consiste en proporcionar valor.
Y es que el marketing 3.0 surge casi como una respuesta ante las necesidades actuales: satisfacer a consumidores muy bien informados, los cuales tienen el poder de comparar varios productos con suma facilidad gracias a la tecnología disponible. Entonces, se va concluyendo que el valor del producto es definido por el cliente. Las personas ya no son simples consumidores, como fueron vistos en el marketing 2.0, son seres humanos íntegros con pensamiento, corazón y espíritu. Ellos buscan productos que puedan complacer sus más hondas exigencias. Es el marketing 3.0 emocional y de espíritu humano que, a su vez, es capaz de adaptarse a los constantes y rápidos cambios sociales, económicos y ambientales.
El marketing 3.0 se complementa con tres eras: (a) la era de la participación, en donde el internet junto a los avances tecnológicos han sido vitales para lograr una interactividad, colaboración y, sobre todo participación en la creación de nuevas ideas y entretenimientos mediante redes expresivas tales como blogs, redes sociales como Twitter, Facebook o redes colaborativas tales como Wikipedia, Craigslist, etc. Luego se tiene (b) la era de la globalización y del marketing cultural, en donde la globalización pone en juego uno de sus atributos más importantes como es el de integrar las economías del mundo. Esta misma fuerza hace posible que el intercambio de información e ideas se realicen de modo rápido ya sea entre naciones, empresas transnacionales o clientes alrededor del mundo. También se debe mencionar (c) la era de la sociedad creativa y del marketing de espíritu humano, donde se aspira al más alto nivel de desarrollo social en la civilización humana. Para esta aspiración también la tecnología juega un papel clave.
El marketing 3.0 evoluciona hacia donde evoluciona el comportamiento y actitud del usuario, la cual es, finalmente, la manera de centrar al consumidor como el centro de los negocios. Pero este consumidor requiere que se utilicen métodos que sean de colaboración, culturales y espirituales. Este método de colaboración es conocido como communization en inglés, el cual significa que los consumidores quieren realmente interactuar con otros consumidores, no con las empresas que producen los productos.
El marketing 3.0 maneja usuarios hacia afuera y hacia adentro de la organización: hacia adentro de la organización son los propios empleados y proveedores. Hacia afuera son los clientes. Las empresas necesitan esforzarse de la misma manera tanto a nivel de clientes externos como internos. De manera interna se demuestra en los esfuerzos que se hacen para atraer y mantener dichos talentos para las compañías, donde los empleados que se quedan a laborar buscan que la cultura y propósito humano sean los pilares que mueven a la empresa.
Las empresas que pretendan mantenerse en la cresta de la ola deben enarbolar lo que se conoce como los 10 mandamientos del marketing 3.0, los cuales son: (1) amar a los consumidores, respetando a los competidores, (2) mantener un espíritu de sensibilidad al cambio, consciente de la transformación, (3) resguardar la marca, teniendo claro la posición que se ocupa en el mercado, (4) enfocarse primero en los consumidores que brindarán mayores beneficios, (5) el producto debe ser de la mayor calidad posible, a un precio justo, (6) apertura ante todos, (7) retener y hacer crecer a los clientes, (8) antes que nada recordar que el negocio de cara al público debe ser siempre con vocación de servicio, (9) ofrece siempre la mayor calidad, al menor costo y tiempo de distribución, (10) mantener seguimiento del usuario, manteniendo la información relevante que posteriormente permita aprovechar dicha información y tomar decisiones acertadas.
Finalmente, la pregunta clave que queda por responder es: ¿es posible ser una empresa que se centre en el bien del ser humano y, a la vez, obtener gratificantes beneficios? El marketing 3.0 cree que lo primero es una necesidad que conduce a lo segundo, no hay otro camino. Además, el crecimiento y expansión de las redes sociales ha hecho posible que los consumidores sean los jueces y casi decidan el futuro de las empresas. Teniendo esto en cuenta, las compañías deben reinventarse de cuando en cuando, para conseguir el objetivo de hacer negocios en esta nueva era, la cual ha sido perfectamente delineada en el marketing 3.0.
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