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sábado, 19 de diciembre de 2015

Diversificación y Riesgo de Una Cartera

Los inversionistas podrían aceptar que los mercados financieros se comportan de manera similar a la jungla: o se hace un safari guiado y protegido por una fuerte seguridad, con lo cual se concluiría erróneamente que en la selva no hay peligro, o se lanza a la aventura, en busca de lo inesperado e inexorable sin más armas que sus manos, donde es casi seguro que funestas consecuencias pueden ocurrir. En ambos casos hay consecuencias: para el primer caso, la sensación de paz probablemente no ponga vidas en peligro, pero tampoco se gana experiencia en situaciones monótonas; para el segundo caso, si ocurre algo inesperado y se vive para contarlo, se habrá ganado una experiencia inolvidable.

Aprovechando la comparación con la jungla, se puede decir que los inversionistas antes de arriesgar su dinero, tienen que analizar si están dispuestos a arriesgar con la finalidad de ganar mejores dividendos, o simplemente apostar a lo estable, con lo que se gana cierto margen, pero siendo consciente que mucho no es. Estas dos situaciones ocurren porque en el mercado de inversiones se dan cambios económicos y financieros todo el tiempo, algunas veces el escenario se caracteriza por períodos de tranquilidad y otras veces, la excesiva volatilidad destaca con más fuerza.

Muchos han intentado descubrir cuál es la fórmula ganadora que, a la vez, asegure un nivel de rentabilidad óptimo, un adecuado grado de bursatilidad y la menor volatilidad posible, además de otras condiciones propias del mercado. Esta complejidad finalmente provoca que los inversionistas se apalanquen en herramientas que pongan en la balanza estas características del mercado y ponderen cada una de ellas, para finalmente decidir por alguna. Esta búsqueda tuvo frutos, algunos estudios  de modelos de optimización de portafolios muy bien elaborados arrojaron teorías interesantes y fueron dignas de ser reconocidas, a saber.

Definitivamente la teoría moderna de selección de portafolios bajo metodología EWMA (promedio móvil ponderado exponencialmente) para el cálculo de riesgos, concebido por Harry Markowitz en 1952 es el más completo cuando se abarcan estos temas. Inclusive se especula que a partir de la elaboración de esta teoría, el mundo de las inversiones escaló hacia una nueva época, es decir, se marcó un antes y un después. Esta metodología asigna criterios de mayor importancia a los datos más recientes, lo cual permite que el modelo se ajuste mucho más a la realidad y,  a su vez, permite lograr un mayor aprovechamiento de la información. El argumento que defiende principalmente la teoría de selección de portafolios es que se puede lograr la optimización de los portafolios mediante la correcta diversificación de cartera, con lo cual se puede alcanzar el mayor rendimiento con el menor riesgo.

La diversificación ayuda  a que las inversiones se realicen sobre activos de diferentes sectores, esto es beneficioso porque al no estar relacionados los retornos, se puede reducir el riesgo. Los retornos de la diversificación pueden darse en tres niveles de correlación: (a) cuando hay correlación perfecta y positiva, cuando tanto el riesgo como el rendimiento de dicho portafolio son similares al promedio ponderado de dicho riesgo y al retorno de los activos que la integran, y (b) cuando hay correlación perfecta y negativa, se establecen las condiciones cuando se conforma un portafolio con activos estrechamente relacionados pero en forma negativa, minimizando de esta manera el riesgo de la cartera, (c) retornos incorrelacionados, cuando en los retornos de los activos no existe ninguna relación. Combinar 2 activos de este tipo ayudará a minimizar el riesgo del portafolio.

La teoría de selección sostiene que el grado de inversión que se desee realizar tiene honda vinculación con el grado de aversión al riesgo que se espera enfrentar, y  honda vinculación con el grado de utilidades que se desea alcanzar. De aquí se desprende entonces, que los inversionistas pueden ser clasificados según la actitud al riesgo, pudiendo ser: (a) con aversión al riesgo, aquellos que están dispuestos a arriesgar lo mínimo, siendo conscientes que esta decisión generará consecuentemente un mínimo nivel de rentabilidad (b) con propensión al riesgo, son aquellos inversores que en determinadas situaciones donde las ganancias son importantes, elegirán la alternativa con mayor riesgo, y por último (c) con neutralidad al riesgo, son todos aquellos inversores que teniendo múltiples alternativas de inversión con diferentes niveles de riesgo pero que generan la misma rentabilidad, les resulta indiferente la alternativa que pudieran elegir.

Vale destacar que el grado de aversión está directamente ligado con ciertas características del inversionista, como pueden ser su edad, la situación financiera que pudiera presentar en el momento de la inversión o inclusive, la experiencia en el ámbito. Estas características determinarán las condiciones de la inversión. Es necesario resaltar que lo común es invertir con el menor riesgo posible.

Hasta antes de la teoría de selección, los inversores solían trabajar con un solo activo, Markowitz demostró que lo correcto era invertir en varios activos a la vez, y tratarlos como un todo integrado, un portafolio diversificado. La diversificación permite compensar las pérdidas que se pudieran generar en otros activos, con el retorno que se pudiera obtener por la inversión en otros activos y, esta compensación se logra cuando se invierte en varios activos, es decir en varias compañías, de preferencia de diversos sectores y de diversos países. Esto con la finalidad de paliar el riesgo que pudiera surgir inicialmente en una compañía, luego en determinado sector, y posteriormente de riesgos que afecten a diversos países. Para lograr el retorno esperado de un portafolio o cartera, se calcula el promedio ponderado de forma proporcionalmente inversa a los retornos esperados de cada uno de los activos del portafolio.

Se debe recalcar que, no obstante la diversificación de portafolios, el riesgo jamás podrá darse por
descontado, dado que las variables macroeconómicas siempre están sujetas a afectar de manera global y no hay forma de librarse de ellas por completo. Mientras mayor sea el número de activos en un portafolio, habrá un mayor impacto en el riesgo, en promedio la desviación estándar cae más mientras mayor sea la cantidad de activos de un determinado portafolio. La desviación estándar de un activo en promedio está en 21%, para un portafolio de dos activos, la desviación llega a 16%, con tres activos llega hasta 15%, cuando se tiene 470 activos, la desviación llega a 11.6%, de lo cual se deduce que el riesgo jamás se puede evitar. Este riesgo que no se puede evitar es conocido también como riesgo sistémico, el cual es diferente al riesgo no sistémico, que sí permite eludir los riesgos, permitiéndonos invertir en un mercado que no se ha visto afectado.

Para lograr este equilibrio en la diversificación, Markowitz propone lo que llamó la frontera eficiente, que no es otra cosa más que todos los portafolios con las combinaciones de riesgos, los cuales se obtienen de la combinación de activos. Otro aspecto clave es que no existe límite al momento de buscar la diversificación de portafolios, sino que más bien, éstos están supeditados a los criterios que se establezcan con la intención de medir la rentabilidad y el riesgo.

Para medir el riesgo de un activo se utiliza la desviación estándar de los retornos, de esta manera obtenemos el grado de dispersión del activo con respecto al retorno esperado del mismo activo. Esto se mide mediante la varianza o la desviación estándar. La regla es: cuanto mayor sea el grado de dispersión, mayor será el grado de volatilidad o riesgo. Conviene notar que el riesgo de una cartera no se halla calculando el promedio ponderado de cada uno de los riesgos que componen dicha cartera, sino hallando el nivel de riesgo individual de cada uno de los activos que componen la cartera y luego hallando el grado de correlación que se genera entre los retornos esperados que conforman dicha cartera.

Luego de la teoría de Markowitz, surgieron nuevos estudios, unos con la finalidad de extenderla y otros con el propósito de facilitar el cálculo de los parámetros de esta teoría base. Destacan por ejemplo, el teorema de la separación de Tobin, el cual incluye el concepto de activo libre de riesgo, con el cual permitía nuevas puertas a la inversión. De este teorema se deduce que el portafolio óptimo será igual para todos quienes participen en el mercado.

Tenemos también el modelo de valoración de activos CAPM, donde involucraba los conceptos de riesgo sistemático y no sistemático, así como la prima de riesgo. Se debe destacar que el modelo de Markowitz explica que las inversiones se hacen sobre  activos riesgosos y, el modelo CAPM  lo que hace es incorporar la variable activo libre de riesgo, con una determinada tasa, la cual es fijada por cada país y brinda la rentabilidad ofrecida, por ello su desviación estándar es cero. Tal es el caso de Estados Unidos, cuyos bonos del tesoro con muchos años permiten que el activo sea cero riesgos. La duda que surge en este punto es cuán realista son los supuestos de CAPM, cuyo modelo intenta representar de manera simplificada la relación que existe entre la volatilidad y el retorno esperado. Para hacerlo más real se tendrían que incluir los costos de transacción y los impuestos que se pagan, lo cual complicaría la figura. Además, si la información estuviera disponible para todos los inversionistas, no habría forma de que algunos aventajen a otros.

La explicación se centrará ahora en determinar cómo se elabora un portafolio óptimo. La primera recomendación consiste en recabar dos años de información diaria de precios de los activos que se desean analizar, para luego calcular la rentabilidad de cada activo de manera diaria, seguidamente se debe calcular la rentabilidad promedio de cada activo, con esto lograríamos la matriz de información de rendimientos promedio. Acto seguido se debe construir la matriz de información con los pesos iniciales, donde se combina el número de activos riesgosos y la cantidad de portafolios que se desean construir. Luego de construir las matrices de varianzas y covarianzas según la metodología del promedio móvil ponderado de manera exponencial, se debe calcular el riesgo asociado para cada portafolio de manera independiente, lográndose con esto la construcción de diversos portafolios óptimos.

Para ir concluyendo, la teoría moderna de selección de portafolios permite diseñar alternativas de inversión, en las cuales tenemos la posibilidad de elegir el riesgo que estamos dispuestos a asumir y la rentabilidad esperada. Estos portafolios óptimos se ubican en la frontera eficiente y se obtienen del análisis matemático que se realiza a la rentabilidad de los activos.

Al revisar el desempeño de cada uno de los portafolios de inversión, se entiende que el desempeño logrado por los portafolios sirve como marco de referencia para aquellos inversionistas que aún no conocen lo suficiente del mercado, permitiendo invertir en los activos  que gozan de mejor reputación en el mercado. Resaltar también que un portafolio diseñado mediante activos nacionales y extranjeros, antes que puramente nacional, brinda un mejor rendimiento, ofreciendo un menor nivel de riesgo.

Las matrices de varianzas, covarianzas de EWMA le dan mayor valor a la información recientemente obtenida, permitiendo construir estimaciones mucho más certeras, detectando períodos de paz y tranquilidad, así como de alta volatilidad, permitiendo diseñar portafolios más ajustados a la realidad.

martes, 8 de diciembre de 2015

Rentabilidad de la RSE

Atrás quedaron ya aquellos tiempos donde la responsabilidad social corporativa era un tema de atender si se tenía ganas y tiempo. Hoy por el contrario, las empresas la aprovechan para demostrar su compromiso con los diferentes grupos de interés, sabiendo que su participación les mejora la imagen corporativa, generando agrado, aceptación, empleados más felices, más clientes y, por ende, más rentabilidad. Sabedores de tantos beneficios, la RSE ya no es tomada a la ligera, por el contrario, se aborda como parte de la estrategia empresarial, e inclusive sirve para que en los discursos destaquen dizque la preocupación por la sostenibilidad.

¿A qué puede deberse que de pronto hayan decidido las empresas asumir un serio compromiso ante los problemas de toda la vida? ¿Será posible que además de los beneficios de practicar la RSE, adicionalmente se logre una mejor rentabilidad? Si fuera así, no habría más remedio que practicar RSE en adelante y sin dudarlo. Se van a analizar diferentes argumentos y enfoques con la intención de llegar a la verdad de esta proposición.

Todo el mundo está hablando de RSE: en los periódicos y revistas no pueden faltar noticias que hablen de esta o de esta otra empresa haciendo obras en bien de la sociedad o el medio ambiente. Y es que la RSE vende y es un tema importante, quien lo practique va por buen camino. Un hecho más destacable aún es que la sección de finanzas es el apartado preferido de este tipo de emprendimientos, y va de la mano junto a lo más resaltante del día,  como los cambios en la bolsa de valores, etc. 

No es coincidencia que Porter y Kramer (2002) resaltaran las ventajas competitivas que brinda practicar la RSE, inclusive desde el momento que ingresa a la agenda de los objetivos estratégicos de la empresa, porque le da un aire fresco e innovador de gestión. Si lo vemos desde otras perspectivas, también están los inversores, quienes casi premian las prácticas de responsabilidad social y reconocen el valor agregado, lo cual impacta en la cotización de las empresas que la practican. Este fenómeno de inversores socialmente responsables es llamado Inversión Socialmente Responsable (ISR), también conocida como inversión ética o ecológica. Antes de ahondar en la rentabilidad que genera la RSE, se va a repasar en algunos conceptos que merecen ser bien fijados.

Hay que dejar claro primero que la RSE no es filantropía, donde los grupos de interés ven buenas acciones o favores por parte de la organización, cabe recordar que el fin de las empresas es generar rentabilidad. También se ha dicho que hacer RSE es hacer negocios  pero teniendo como base la ética y los principios que correspondan a ley. La verdadera intención debiera consistir en asumir un compromiso serio y responsable, el cual tiene que ser voluntario para que haya beneficiados, tanto en lo económico, en lo social y en lo ambiental, preocupándose al mismo tiempo por el cumplimiento responsable hacia los grupos sociales involucrados. Queda claro entonces que la filantropía que ejercen las empresas muchas veces “con lo que les sobra” queda superada grandemente para convertirse en un compromiso, como ya se dijo antes, de gestión innovadora y preocupada por atender las demandas sociales, orientado tanto hacia los inversores como hacia los grupos de interés.

Para lograr este compromiso, es imprescindible que el principio de transparencia sea el pilar que dirija los esfuerzos, pues es sinónimo de gestión saludable. Lo siguiente es delimitar claramente los partícipes del proceso, cada uno con su respectivo aporte y exigencia. También es importante la forma innovadora de realizar los informes financieros, donde se recoge parcialmente los resúmenes o memorizas de sostenibilidad, las cuales son totalmente superiores a las formas antiguas de informar sobre los temas de responsabilidad social, las cuales carecían de fiabilidad, por ejemplo ante informes de severo impacto ecológico, que a la larga se convertían en riesgos financieros.

Es así que en esta búsqueda de informar eficientemente, Elkington (1997) propuso lo que se llamó “Triple Bottom Line” enfocada a la gestión empresarial, que buscaba la prosperidad económica, la justicia social y la calidad medioambiental, que en resumidas líneas defendía que las empresas no tenían que centrarse sólo en los resultados financieros, sino mas bien debía coordinar de manera equilibrada para lograr la armonía en los tres aspectos arriba mencionados. Fue entonces la TBL la pionera del nuevo modelo de información sobre RSE, enfatizando los resultados en los tres aspectos que se mencionó antes: económico, medioambiental y social.

Esta estructura de informes resultó de atractivo valor para las grandes corporaciones, quienes de a pocos se fueron alineando a este estilo, dejando de lado los informes medioambientales. Este valioso estilo de informes de sostenibilidad está estructurado de modo que pueda atender las demandas de los diferentes grupos de interés y,  la vez, permite obtener mayor rentabilidad dado que se enfoca en todos los grupos de interés, no sólo en aquellos aportantes de recursos financieros (Freeman, 1984), que sin embargo, siguen siendo la principal motivación.

Como se dijo en el párrafo anterior, las motivaciones económicas y el enfoque que predominan en estos informes, hacen que sean tremendamente útiles para tomar decisiones en beneficio de los grupos de interés, destacando sobre todo, los stakeholders que requieren este tipo de información, o bien llamados inversores, que sobre todo se comportan de acuerdo a ciertos criterios, destacándose: (a) los inversores concienciados, que son inversionistas que realmente demuestran preocupación por la RSE y están dispuestos a invertir en aquellas empresas que han demostrado una aferrada preocupación por la sostenibilidad. (b) los inversores colectivos, quienes se interesan en invertir sus recursos financieros en inversores individuales. (c) los inversores prudentes, quienes consideran conveniente acercarse a aquellas empresas que poseen indicadores de calidad en gestión y gobierno corporativo. Esta variedad de inversores ha generado un crecimiento  del tema RSE en los mercados financieros, tales como los fondos de inversión socialmente responsables (ISR), los índices de responsabilidad empresarial y los proveedores de RSE.
 
Los fondos de ISR sólo seleccionan a aquellas empresas que cumplen criterios seleccionados específicos, los cuales pueden ser negativos, como es el caso de excluir a empresas tabaqueras y  de comercialización de alcohol, o positivos, los cuales son las preferencias que se ejercen por aquellas empresas que reconocen el apoyo al sector social y medioambiental, pudiendo destacarse: (a) Fondos solidarios, cuando la sociedad que administra las inversiones, cede una parte de dichas comisiones a ciertas entidades benéficas. (b) fondos de inversión éticos (ISR), quienes deben cumplir criterios éticos, ecológicos que se han establecido previamente, para seleccionar las inversiones. Se tiene entonces que los fondos ISR se han incrementado de manera importante, experimentando un crecimiento de cerca del 300%. Y sobre el efecto positivo de la RSE, los resultados muestran que existe un pronunciado mejor ánimo con respecto a los fondos ISR y, en conclusión, los números no mienten e indican que los productos financieros en definitiva no son menos rentables a los convencionales ya conocidas.

Otra forma de aceptar la rentabilidad de la RSE es atarla al desempeño financiero de la empresa, donde los indicadores de desempeño financiero son más ambiciosos en aquellas empresas socialmente responsables, dado que existe una mejor gestión y reconocimiento de las actividades de parte de los grupos de interés. Los gobiernos corporativos, junto a los informes de sostenibilidad han logrado que se focalice el desempeño social donde es más provechoso. Los índices obtenidos han demostrado que no existe una real diferencia, aunque sobre todo es positiva, es decir orientada hacia aquellas empresas que contribuyen con la RSE. Podemos deducir entonces que la RSE no afecta de manera negativa a la rentabilidad empresarial.

Finalmente, sintetizar el hecho de que las empresas que representan lo positivo manifiestan la importancia de la RSE, y es que con el tiempo han aumentado las prácticas socialmente responsables y se han expandido a través de los informes de RSE, las cuales garantizan  su importancia. Sin embargo, a pesar de todo lo sustentado anteriormente, a pesar de que las empresas reconocen la calidad e importancia de los reportes de sostenibilidad, no existen realmente evidencias contundentes que permitan afirmar que la RSE genera rentabilidad financiera.

De la misma manera, tomando como base los indicadores de desempeño tales como los ratios financieros, tampoco se ha demostrado fehacientemente que las diferencias realmente provengan de aquellas empresas más responsables socialmente. Entonces, no podemos aseverar que la RSE es la forma de generar las mayores rentabilidades, tal vez tenga que ver el hecho de que no haya una clara conciencia sobre el verdadero significado e importancia de la RSE, el cual podría realizarse si hubiese un escenario que permita resaltar las notorias diferencias entre aquellas empresas que son sosteniblemente responsables  y las otra que aún no lo son.

Sin embargo, lo que sí generará es (a) mayor productividad, porque se darán las condiciones para que los trabajadores permanezcan en la empresa y se reduzca el índice de rotación, (b) lealtad, al producirse el acercamiento al cliente se puede transmitir las preocupaciones y necesidades del entorno, (c) credibilidad, una empresa que se preocupa por las comunidades refleja una reputación que le avala y garantiza crecimiento en el futuro, minimizando las probabilidades de riesgo, previendo situaciones que, de otra manera, generarían desconfianza e incredulidad.