Antes que nada, la identidad de marca responde a la interrogante: ¿Quiénes son ustedes? Esta es la pregunta básica a responder. Y es que por muy buen producto que se comercialice, si no tiene identidad ni forma de diferenciarse, se pondrá a sí mismo un techo muy bajo e incierto. La identidad de marca es la propuesta diferencial y significativa que una organización presenta a los diferentes actores tanto externos, como a los miembros de la misma empresa.
Más allá del tipo de organización, del tamaño y estructura organizacional, todas llevan algo en común, y es el tener que interactuar diariamente con varios tipos de participantes, ya sean clientes, proveedores, competidores, etc., el hecho es que en cada una de estas interacciones la organización siempre refleja la misma carta de presentación. Esto se debe a que la percepción que se forma, no es más que el reflejo de todos estos comportamientos, los cuales, sumados, hacen la identidad de marca. Es así que lo que la organización proyecta se denomina identidad, la cual es una parte del branding.
El branding viene a ser parte del proceso mediante el cual una organización transmite su propuesta de valor a todos los interesados, es la forma de hacer llegar la visión de la empresa a todos los vinculados a la organización y que no son parte de ella. Una estrategia de branding que haya sido bien elaborado, y sobre todo bien implementado, ofrece grandes beneficios, tales como el facilitar que los cambios internos en la empresa se realicen de manera rápida y sin miramientos, hace implícito el hecho de que quienes interactúen con la empresa ya tengan claro cuáles son los objetivos y valores de la organización, permite que los mensajes que se quieren emitir vayan de alguna manera alineados y de manera coherente a lo que predica el branding.
Asimismo, el branding hace que los clientes se formen la impresión de algo más sólido y, por ende, sea visto con buenos ojos, lo cual genera que se fomente la preferencia en el punto de venta y se acreciente la fidelidad tanto hacia los productos y servicios, siendo así que, las inversiones en publicidad por conceptos de imagen de la empresa se reducen y genera un mejor retorno de la inversión, haciendo que la organización, inclusive, ingrese en nuevos mercados y, se mantenga en los ya conquistados.
Si destacamos las mejoras a nivel interno de la organización, podemos mencionar que servirá de escudo y aliciente para lograr el importante objetivo de mejorar la moral e incentivar la motivación de los empleados, genera el sentimiento de orgullo por pertenecer a una institución bien definida y señalizada, reduce la vergonzosa estadística de rotación de personal, genera interés de nuevos postulantes al querer ser parte de una organización que está emitiendo buenas señales, con una marca bien posicionada, hace énfasis en la importancia de lograr la integración de los equipos y el desempeño de esfuerzos aunados a una causa común, logra la importante victoria de generar procesos de producción mejorados y de gran calidad, lo cual finalmente impacta en la propia calidad de los productos o servicios generados para ser entregados al cliente.
Dicho todo lo anterior, es cuestión ahora de ver cómo se logra imponer y hacer trabajar una marca que ya se posesionó en un país, cuando tiene el objetivo de trascender fronteras y extenderse hacia otros lares, en busca de la tan ansiada internacionalización. Es sabido que las organizaciones, de por sí, ya poseen una fuerte carga de trabajo rutinaria, la cual deben cumplir a cabalidad para satisfacer al mercado local, y el esfuerzo debe ser mucho mayor cuando hay que desarrollar adaptaciones o estandarizaciones para cumplir con los diferentes mercados internacionales que se desean conquistar.
Una de las estrategias comunes consiste en aislar las sedes principales de aquellos mercados a incursionar, puesto que esto representa un importante ahorro de dinero, muchas veces propiciado por la mano de obra barata que pudiera encontrarse en los nuevos mercados, siendo así que, crean su propia batería de esfuerzos en el nuevo país y, como se suele esperar, se logran interesantes ventas y buenas ganancias que indican que las estrategias han sido las correctas.
No obstante, estas grandes organizaciones que logran internacionalizarse, ya sean norteamericanas, coreanas, peruanas, no dejan de administrar inclusive los nuevos mercados desde su mercado local inicial, debido aún a que existe la tendencia y mentalidad a sostener que el mercado local tiene que generar las ideas y estrategias para que los nuevos surjan y en algún momento puedan caminar solos. Esto no es necesariamente congruente con la idea inicial de conquistar nuevos mercados, la intención debe ser: surgir con recursos propios y gestión independiente, algo que no siempre se logra.
Entonces, para considerar que una marca ha logrado internacionalizarse debe cumplir primero con el requisito de haberse independizado y además, de haber logrado ampliar sus productos hacia un público de expectativas internacionales, con lo cual podemos decir que inclusive el producto ha evolucionado al tener que adaptarse o estandarizarse hacia públicos de diferentes gustos y culturas. Para lograr la ansiada internacionalización, debe tomarse en cuenta el cumplimiento de ciertas condiciones, tales como el hecho de establecer organizaciones autónomas en los nuevos mercados, para esto se debe considerar el establecimiento de un ente que pueda aprender los estilos de vida de la nueva cultura, este ente será clave en la captación de los clientes del nuevo mercado y, además, es este ente quien debe estar en constante coordinación con el área de marketing, además de las áreas de investigación y desarrollo, ambas de la sede central de la organización local o primigenia.
Otra condición a cumplirse es ajustar la misión de la organización sobre el mercado emergente, esto dejará claro cómo apoyará a la estrategia general de la marca las adaptaciones que se hagan en el nuevo mercado y cómo se mantendrá una única línea entre dichos mercados separados por fronteras. Este esfuerzo servirá de base importante para ir ajustando la imagen de la marca hacia un sentido de identificación global.
Es importante también el compromiso hacia el empleado, quien muchas veces tiene la responsabilidad de entender las actividades concernientes al ámbito local, pero que además debe entender y diferenciar aquellas actividades que tienen que ser distinguidas según el mercado al que se oriente. Para esto han tenido que entender las diferencias en estilos de vida, en culturas, en costumbres, han tenido que aprender nuevos idiomas y sobre todo, entender cómo se realiza la comunicación según el mercado y ante esto, generar propuestas, con lo cual, los empleados pasan a ser muy valiosas fuentes de información.
Es menester también entender que, el esfuerzo no se consolidará si no se dota de suficiente autoridad a las autoridades de los nuevos mercados emergentes, esto va a permitir manejar situaciones donde la autonomía no necesariamente tenga que pasar por la casa matriz principal, con lo cual se agilizará la toma de decisiones, tanto en momentos claves como del día a día. Exitosos ejemplos de autonomía los podemos encontrar en las grandes empresas, quienes han logrado crear una red de sucursales con autonomía independiente y capacidad de manejar situaciones complejas, debido al conocimiento de nuevo mercado y sobre todo, a la autoridad que se les ha conferido para tomar decisiones.
Retomando la importancia de la identidad de la marca, es necesario también destacar que mucha de su importancia pasa por ser el vehículo de comunicación de las organizaciones. Así es, antes de la gran explosión tecnológica que ha ido apoderándose del mundo de los negocios, la vida era más simple. Hoy, es cuestión de aceptar que la complejidad de herramientas de las que se dispone, hace que el panorama sea manejado de formas muy creativas: consumidores consumiendo internet, empapándose de información, comparando productos, haciendo benchmarking, viviendo a un ritmo acelerado donde lo digital y moderno exige doble esfuerzo, cambiando en parte la agenda de marketing para hacerla más parecida a las tareas de los medios de comunicación.
Con el paso de los años han ido cambiando las exigencias de los clientes, acorde a las circunstancias que se han ido dando, es cuando el marketing tiene que ser muy proactivo, como el periodismo, para ir mutando constantemente los mensajes que lleguen al público. Tomando como input la información de tantas fuentes disponibles masivas, tales como redes sociales, de la cual se dispone acerca de los negocios de la organización, es beneficioso adecuar los mensajes que se transmiten, a fin de ser reconocidos con la exactitud que garantiza la información.
Un consumidor puede acceder a tanta o más información que las mismas marcas, es con estos criterios que se debe enfocar la identidad de marca, con la transparencia y sinceridad que el mundo moderno exige, la cuales, bien manejadas se convierten en las estrategias de comunicación que harán que las decisiones de los clientes se orienten hacia los productos correctos.
A través de la información disponible se pueden determinar las tendencias que marcarán el paso y el impacto en el futuro. Este dato es clave para la identidad de marca y su consecuente evaluación conceptual. Por ejemplo, las marcas deberán interactuar mucho más con los probables consumidores, ocasionando que terminen comportándose casi como medios de comunicación, sobre todo tomando en cuenta que, gracias a la información disponible, el cliente quiere un trato exclusivo e, inclusive ahora se atreve a entablar conversaciones directas con las marcas, ya no se conforma con recibir una notificación de acuse de recibo. Es, en este contexto, que el consumidor tiene cada vez más, el control de la situación: es el poder del consumidor.
Es importante entender entonces que, acorde a los nuevos tiempos, se debe trabajar en un cambio de mentalidad: de preocuparse por posicionar un producto a pensar en la cultura de la identidad de marca. Esto brindará un mejor control debido a que la comunicación será gestionada como un todo, con la finalidad de entregar, ya sea a través de signos, imágenes o acciones, la esencia de la organización, la cual representará una propuesta de valor para el cliente, que será expresado bajo los cánones de la cultura en la cual se incursiona.
Expresar nuestra identidad de marca, pensando en la internacionalización, nos permitirá inclusive asociar un nuevo producto a la marca, debido a que si la marca genera credibilidad, también nos permitirá ganar la confianza del público consumidor, porque mantendrá comportamientos predecibles, permitirá que nos reconozcan de manera diferenciada, sabiendo que tal marca sí responde de inmediato a sus clientes, es así que logrará que muchos se identifiquen con la propuesta y se adhieran a ella, al reconocer la cultura de marca la harán parte de sus vidas, y algo muy importante: generará lealtad, como acudir a una marca a través de generaciones, lo cual significa compras reiteradas, generando una relación sana.
La sostenibilidad de las organizaciones depende de la identidad de marca, y para que se cristalice una identidad de marca hacia la internacionalización, es necesario entender e integrar la marca en la cultura, adquiriendo sus valores, pero también es importante detectar los movimientos o cambios en el mercado, y fluir acorde a él, para mantener la cuota de mercado que se requiere para ser exitoso.