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martes, 31 de mayo de 2016

EE.UU y su déficit de cuenta corriente

Haciendo una revisión a través de los años, encuentro que Estados Unidos atravesó períodos de déficit de cuenta corriente realmente difíciles. Y es que la economía del país del norte, al ser atractiva por el tamaño de mercado que posee, el sólido sistema de leyes bajo las cuales se rige y por las repercusiones que puede generar en otros países, todo cambio en su política económica es de preocupación general.

La mayor inquietud que surge es si el déficit de cuenta corriente de este gran país es sostenible. Dicha sostenibilidad sí es posible, sobre todo si se analiza que el año 2014, tenía -$113.5 millardos. Una de las estrategias para ganar terreno consiste en bajar el precio del dólar, lo cual incrementaría las exportaciones, a la vez que la demanda interna aumentaría, poniendo cierto freno a las importaciones. Las exportaciones se incrementarían si se realiza una estrategia de mercado basado en la creatividad y el fortalecimiento de los productos y servicios. Por otro lado, también tenemos el incremento de la tasa de interés, por la FED, lo cual definitivamente levantará cambios por ejemplo en el mercado de viviendas, dado que las personas querrán comprar o refinanciar una propiedad antes que los cambios ocurran.

EEUU negocia con su moneda mundialmente aceptada, el dólar americano, a pesar de estar envuelto en severas dificultades económicas, sigue poseyendo la moneda de más fuerza e importancia en el mundo. Esto genera que los excesos financieros ocurridos en dicho país sean solapados en todo el mundo. El gran problema es que si EEUU entra en crisis arrastra también a los demás países.

Felizmente, economías emergentes como China, decididas a financiar las deudas, fueron bondadosas y permitieron que EEUU supere sus problemas macroeconómicos. Sin embargo, este capital inyectado estaba destinado a paliar los déficits del gobierno, no para proyectos de inversión en progreso del país.

Con respecto a las repercusiones de la crisis en América Latina, podemos mencionar que entre 2003 y 2007, América Latina experimentaba un crecimiento importante, y la crisis internacional entorpeció dicho crecimiento. Y es que América Latina no sólo fue testigo de la caída del Banco de Inversiones estadounidense Lehman Brothers, que originó la crisis mundial, sino que fue espectador confundido de las consecuencias que podrían ocasionarle. Pero, más allá de la crisis originada en EEUU, América Latina confrontó esta crisis sin efectos ni severas consecuencias, lo cual evidenció un buen manejo económico y constituyó un hecho notable en la región. La reducción de exportaciones y la disminución de los precios de las materias primas fue lo más resaltante. La recuperación se fue dando sobre todo en América del Sur en el 2009, con el fuerte crecimiento de la demanda de materias primas desde China.

Con respecto a su relación con la crisis inmobiliaria, podemos acotar que el consumismo desmedido se debió a las bajas tasas de interés, las cuales impulsaban a las personas a la compra y adquisición de bienes y servicios, inclusive más allá de sus posibilidades económicas, todo esto generado por el fácil acceso al crédito. Ante esta oferta era necesaria la elaboración de un producto financiero más controlado y de menos riesgo, lo cual no ocurrió y la tasa de morosidad de las hipotecas y otras deudas financieras dieron origen a la crisis financiera del 2007-2008.

El desempleo se ubicó por encima del 12% y el consumo se redujo repentinamente. En la industria de bienes raíces, los bancos evitaban embargar las casas y venderlas, debido a que la capacidad de compra era tremendamente reducida.

Definitivamente en el Perú hay repercusiones producto de este déficit de cuenta corriente en EEUU: la revalorización del dólar frente a las monedas mundiales, la elevación de tasas de interés por parte de FED para este 2015 y el incremento de las exportaciones americanas sobre todo en 2014, que ubicó a EEUU como uno de los mayores exportadores de petróleo. La revalorización del dólar favorece a los exportadores que reciben mayor valor por sus productos vendidos en el extranjero. Adicionalmente, los inversionistas se cambiarían al dólar al encontrar mayor ganancia en dicha moneda, el precio de los metales disminuye causando menores ingresos por las exportaciones de los minerales peruanos debilitando la balanza comercial.

Ahora, ante la pregunta: ¿Existe un nivel adecuado de cuenta corriente que debiera mantener un país? Responder de manera teórica esta pregunta es como ponerse la soga al cuello, sobre todo porque no existe el nivel óptimo de cuenta corriente bajo la cual una determinada economía pueda desenvolverse, y es que estamos hablando de un concepto dinámico que depende del comportamiento de determinadas variables en un período de tiempo dado.

La teoría aceptada es que mientras la cuenta corriente sea viable a largo plazo, o sea consistente con las metas de crecimiento económico, generación de ahorro interno y acceso al financiamiento externo, entonces podrá considerarse como óptima en la medida que permita alcanzar una senda de crecimiento óptimo. Casi equivalente a trabajar con una tarjeta de crédito: en la medida que sepas manejarla, puede ser muy ventajosa, aunque muchos consideren que no se debe endeudar y que lo mejor es comprar al contado.

martes, 24 de mayo de 2016

Brasil inmerso en el BRICS y Perú en la globalización

Aunque Brasil no había colmado las expectativas que esperaba dentro del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), sí se había convertido en un jugador importante en las negociaciones comerciales multilaterales. Goldman Sachs espera que los BRIC sean las cinco economías más grandes del mundo para el 2030, pronosticando un crecimiento de más del 5% por año para Brasil.

Brasil inicialmente exportaba madera y oro, luego azúcar, tabaco, café y llegó a controlar los suministros internacionales del café. Luego puso en su lugar una estrategia de desarrollo de importación por sustitución (ISI), con altos aranceles para proteger a los productores nacionales. Sin embargo, las políticas restrictivas del mercado laboral complicaron la contratación de los trabajadores, generando que las empresas operen de manera informal. Producto de esto, la deuda pública se disparó y la inflación pasó del 25% en 1960 a más del 100% en 1964. En 1964, un golpe militar siguió la estrategia de crecimiento ISI de Brasil, con la diferencia que ahora se abría las puertas a la inversión extranjera directa. Estas reformas más tarde fueron llamados el "milagro brasileño" porque generaron el crecimiento del PIB promedio de más de 10% anualmente. El milagro brasileño terminó en un desastre en 1982 cuando la inflación se disparó y el gobierno suspendió el pago de la deuda.

En 1992, Fernando Henrique Cardoso, presentó el Plan Real, para intentar frenar la inflación, junto a la creación de la nueva moneda (el real), el cual fue exitoso. Lula supervisó las políticas macroeconómicas estables y promovió el comercio. También le dio a Brasil presencia internacional a través de la participación con organizaciones multilaterales, en especial la OMC y las Naciones Unidas (ONU). Dilma continuó el enfoque pragmático de promover el comercio internacional, y mantener los programas de bienestar y educación social. La integración de Brasil con la economía mundial se intensificó; para el año 2008, estaba entre los 20 países con más comercio internacional.

A principios de 2009, gracias al laboratorio Farmanguinhos, el gasto en medicamentos pasó de 12% a 4%. En general, sólo el 20% de las ventas farmacéuticas vino de los genéricos, convirtiendo al país atractivo para las empresas con los nuevos medicamentos. Con pocas excepciones, Brasil depende totalmente de ingredientes activos importados para sus productos farmacéuticos. En septiembre 2009 anuncio $ 50 millones en nuevas subvenciones, el Ministerio de Ciencia y Tecnología declaró: "Vamos a respetar la propiedad y el marco legal intelectual internacional.

El gobierno brasileño jugó un papel central en la economía del país por ser dueño de grandes empresas, al servir como una fuente primaria de capital y dirigiendo decisiones relacionadas con la estrategia de desarrollo del país. Al inicio de la presidencia de Dilma, la deuda pública de Brasil todavía estaba cerca de 60% del PIB, pero tenía vencimiento a largo plazo y ya no estaba sujeto a las fluctuaciones cambiarias.

Como la inflación se estabilizó, el banco central redujo las tasas de interés al 10%, su nivel más bajo en décadas. Menores tasas de interés provocaron un auge en el consumo privado, especialmente en bienes duraderos. Con Lula, el salario mínimo se elevó de forma secuencial desde menos de $ 80 por mes en 2003 a cerca de $ 300 en el 2010. Siguió un programa de pensión no contributiva que proporciona ingresos para ciudadanos rurales de edad avanzada y para trabajadores de la economía informal jubilados. Bajo este programa,

12 millones de familias que ganan menos de $ 85 por mes reciben entre $ 40 y $ 120 mensuales, dependiendo del número de niños en el hogar.

El gobierno brasileño estaba tratando de ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU con asientos regionales para América Latina, representada por Brasil; África, representada por Sudáfrica; y Asia, representado por la India. En noviembre de 2010, el presidente estadounidense, Barack Obama apoyó la idea de la India como un miembro permanente, pero se mantuvo en silencio sobre el papel de Brasil.

Se sostiene ampliamente que las acciones del gobierno brasileño en la OMC y de Lula hacia Ahmadinejad habían socavado el respaldo de Estados Unidos por su rápida adhesión al Consejo de Seguridad. El aumento de las preocupaciones adicionales en Estados Unidos, Brasil y otros miembros del Mercosur invitaron a Venezuela a unirse en 2006. En 2004, Lula y otros líderes de América del Sur anunciaron la formación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Concebido como un nuevo mecanismo para gobernar el comercio regional, los miembros de UNASUR también anunciaron planes para una moneda común y un parlamento.

Para hablar del Perú, ante la disyuntiva de si debería adoptar una mayor Integración Regional en el Pacto Andino: Las negociaciones y acuerdos internacionales permiten el desarrollo conjunto a través de alianzas estratégicas, un claro reflejo es el aumento de las exportaciones, debido al CAN. Sin embargo, el Perú debe cambiar su estrategia de exportador de insumos, para convertirse en un exportador de productos finales, que aportan más a la economía.

Ahora, refiriéndonos un poco al Perú inserto en la globalización: nuestro país posee acuerdos económicos y tratados de libre comercio con diversos países. Gracias al aprovechamiento de estas negociaciones, se impulsan las exportaciones/importaciones, lo cual permite que se mejoren los indicadores macroeconómicos, el ingreso per cápita de los peruanos aumente y se disminuya la pobreza.

Si se busca alguna desventaja de la globalización del Perú, podríamos mencionar que las empresas peruanas pierden la ventaja de ser locales, dado que se ven obligadas a competir de igual a igual contra grandes inversionistas, ocasionando que muchas de ellas no puedan competir y finalmente deban cerrar, generando desempleo. Ojo, no digo que la competencia sea mala, al contrario: obliga a que los competidores se esfuercen para mantenerse. Lo inevitable es que probablemente -hablando de los emprendedores peruanos- muchos emprendedores sucumban antes tremendos transnacionales, pero por otro lado, el público peruano gana, y también las empresas pueden acceder a un mercado más amplio.

Para referirnos ahora a la internacionalización de la comida peruana: En diciembre de 2014, Perú fue elegido el Mejor Destino Culinario del Mundo en los World Travel Awards. Este reconocimiento es un galardón fruto del esfuerzo, y en consecuencia se ha ganado un importante prestigio, del cual nuestra comida peruana ya goza a nivel mundial. Pero esta internacionalización trae cola, una tremenda cola de beneficios económicos que en el 2013 ya superaban los 10.000 millones de dólares. Además del ámbito económico, también se gana en el plano cultural y social, porque se robustece la identidad e imagen del país.

Muchos consideran que la globalización ocasione pérdida de identidad cultural, mi posición ante esta preocupación: es posible que hay una pérdida cultural con la globalización, debido a que se desconoce cuál producto es oriundo de tu país y cuál no lo es. Sin embargo, esto no debe detener el fomento de la globalización. Lo que se debe hacer es reforzar internamente la identidad y cultura nacional con campañas que den a conocer lo nuestro, nuestras costumbres, diversidad y comidas, para sentirnos orgullosos de ellas. De esta manera se cimentan las bases culturales, mientras más personas sepan de ella, más grandes seremos. La comida italiana es un buen ejemplo: puedes comer un buen plato de fetuccini en el Perú, pero probablemente quieras comer un mejor plato de fetuccinis en la misma Italia, preparado por un orgulloso italiano.

sábado, 7 de mayo de 2016

Internet de las cosas

En los años 90, el internet por fin estuvo disponible para el libre uso de las personas; fue un suceso tan maravilloso que está considerado entre los más trascendentales del siglo, dando inicio a la revolución de la información. Actualmente, es tanta la dependencia que tenemos de internet que, si se corta por tan solo unos minutos, son millones de dólares los que dejan de producirse. El internet cambió la vida de las personas, facilitó la forma de hacer las cosas, tanto en las empresas como en la sociedad, logró que se interconecten empresas y clientes, hizo posible la apertura de una serie de negocios que con el tiempo han logrado superar a las empresas físicas. Tal es el caso de Facebook que, con unos años más de vida, poseerá la base de datos de casi todas las personas del mundo con acceso a internet.

Sin embargo las tecnologías no han parado de evolucionar, a tal extremo que el internet es la base para que otras tecnologías espectaculares se monten sobre ella y resulten inclusive más disruptivas que ella misma. El siguiente gran suceso espectacular es el internet de las cosas o IdC, conocido en inglés como IoT (Internet Of Things), el cual hace referencia a la posibilidad de interconectar todo, al extremo. Un mundo donde los aparatos electrónicos, a través de sensores, interactúan con los seres vivos, accediendo y reportando a fuentes de datos comunes y permitiendo tomar decisiones producto de la retroalimentación máquina-máquina.

Lo cierto es que el IdC ya inició su carrera: sensores inteligentes que están abarcando todos los ámbitos tales como el energético, los procesos industriales, el transporte, los negocios, la medicina, el clima, la energía, la sociedad, ya están sintiendo remezones de una tecnología que aún está en pañales, y están rediseñando sus servicios con una clara finalidad, aparte del económico, la cual es crear ciudades más inteligentes, energía más inteligente, salud más inteligente, transporte más inteligente, una vida más inteligente, en síntesis: mejor calidad de vida para las personas. Para que el IdC tenga el impacto esperado, se requiere la combinación de varias tecnologías, el cloud computing, la nano-electrónica, los sistemas integrados, así como de una súper estructura de comunicación y mucha inteligencia. La inteligencia será un factor clave en la elaboración de la arquitectura del IdC, en este sentido, es conveniente entender que las tecnologías semánticas jugarán un rol preponderante, pues permitirá la interacción e intercambio de información en tiempo real con sistemas diferentes, tal es así que se contemplarán servicios semánticos tales como los motores de reglas y similares.

Cuando el IdC sea masivo, las ciudades serán ciudades del futuro, repletas de sensores, puertas que se abren solas al reconocer a un usuario, sin importar que antes no hayan estado allí, cañerías que se reparar solas, anuncios publicitarios que cambian sus contenidos dependiendo de quién es el usuario que pasa por allí, habitaciones que actualizan su temperatura de acuerdo a la información obtenida del cliente, jardines programados para regarse al detectar que ya las plantas necesitan alimentos, máquinas detectando y controlando tensiones de luz, máquinas apagando otras máquinas que consumen energía innecesariamente, en fin, en esta etapa hay que dejar volar la imaginación, dado que las posibilidades son infinitas.

Para ir entendiendo cómo es que el IdC funcionará, se requerirá que las máquinas posean sensores inteligentes conectados a internet mediante redes inalámbricas o fijas, las cuales estarán en todo momento analizando, diagnosticando y tomando decisiones cada vez más acertadas e inteligentes, para ello será un requisito indispensable la ubicuidad en la señal de internet. Debido a que cada objeto tendrá capacidad de generar información, se requerirán grandes repositorios de datos, y es que al ritmo que se avanza, se necesitará cada vez más repositorios para los datos que crecen incontrolablemente.

En el futuro se requerirán grandes contenedores de datos, velocidades mayores, mayor acceso a internet y la gran pregunta por responder es: ¿Cómo se logra dotar de inteligencia a los objetos? Sin objetos inteligentes no habrá ciudad inteligente. El camino para lograr esto ya se ha iniciado, en una primera etapa la preocupación fue darle una identidad a cada objeto, lo cual se logró mediante los códigos RFID, en la segunda etapa se pudo obtener la localización de los objetos mediante la implementación del sistema GPS, en la tercera etapa se dota de un estado a los objetos, al mismo tiempo de la capacidad de determinar sus atributos en un momento determinado, para la cuarta etapa se intenta darle un contexto al objeto, con el cual éste puede ser consciente del entorno en el que se encuentra y tomar decisiones.

Un claro ejemplo de que el IdC ya inició su carrera desenfrenada es la domótica, la cual hace posible que las familias puedan efectuar acciones de manera remota sobre ciertos dispositivos electrónicos, tales como encender la calefacción, abrir las puertas de manera remota a fin de que alguien pueda ingresar, apagar las luces, cerrar las cortinas, etc. Entre los objetos que ya pertenecen al IdC están los llamados wearables u objetos que forman parte de nuestro vestir, tal es el caso de los relojes con GPS, acelerómetro, pulsómetro, que a la vez envían y reciben mensajes electrónicos. Otro de los dispositivos son los conocidos lentes de Google.

Pero cuidado, existen ciertos aspectos que debemos considerar con el IdC, tales como en preocuparnos de no caer en la inmediatez ni en el automatismo, o descuidar la seguridad y la privacidad de la información. Se debe ser consciente también que, en un mundo interconectado a tiempo completo, habrá un consumo de energía mucho mayor, lo cual supone pagar facturas mucho más elevadas, entonces, esto saca a relucir que si bien es cierto que en algún momento se puede tener todo interconectado, de repente no es lo conveniente o, en todo caso, los nuevos dispositivos deben consumir muy poca energía, lo cual parece poco probable. La otra alternativa es que se descubran nuevas formas de aprovechar la energía. El otro obstáculo a superar es el de los sensores, los cuales provienen de diferentes proveedores y a precios altos para ser asumidos por quienes no son empresarios y quieren dotar de IdC su hogar. Mientras no se comercialice a precios accesibles, la masificación del IdC tendrá un peldaño a superar en el precio.

Surgirá también la batalla de los sistemas operativos, quienes, empujados por las grandes compañías, buscarán ser los protagonistas de esta revolución, teniendo en cuenta que el sistema operativo debe tener la capacidad de controlar todo tipo de dispositivos, lo cual no ocurre hoy: los pocos y limitados sistemas operativos que existen actualmente, no manejan la amplia gama de sensores que se están desarrollando, ergo, no están preparados para el IdC; Con base en lo dicho, se espera que surja un nuevo sistema operativo con tales capacidades.

Otro de los miedos latentes es el referente al derecho a la intimidad y privacidad, actualmente ya existe tecnología para detectar mediante el reconocimiento facial a una persona y, por consiguiente, relacionarlo a su perfil vinculado a alguna red social; imagine cómo será si el IdC es usado con fines criminales, se obtendría toda la información almacenada a partir de sus dispositivos electrónicos, lo cual constituiría una violación total a su intimidad. Pero imagine además que el invasor pudiera tener acceso a manipular los objetos de su casa de manera remota, por ejemplo manipular las puertas de su casa para dejar entrar desconocidos, o subir la temperatura del aire acondicionado al extremo que podría causar daño a menores de edad que pudieran estar en la casa, o igual de grave, cerrar un portón antes que el carro termine de ingresar, causando daños graves. La intención no es ser pesimista, sino dar a entender que la tecnología disruptiva que tenemos entre manos tiene que manejarse de manera seria y responsable, cosa que el resultado sea el progreso de todos, anulando los riesgos. Debido a que todos los datos viajarán por internet, el gran problema de seguridad se encuentra en la transmisión de los datos, por lo cual se debe encontrar el mecanismo adecuado de cifrado de información.

Según los pronósticos, el año 2020 es el año en el cual el IdC será una realidad masiva, donde cada persona mantendrá en promedio seis dispositivos inteligentes, con los consiguientes 1000 o 2000 mensajes por día por persona, donde el principal aporte del IdC será el conocimiento obtenido para el progreso de la humanidad, el cual será posible debido a la ingente cantidad de datos e interrelaciones que de éstos se generen. Para el año 2025 se considera posible inyectar internet en los objetos del día a día, tales como una lata de conservas, en un juego de muebles, en los zapatos, en los cuadernos de colegio, en una hoja de papel; todo estará en función a la demanda que se vaya generando en el momento.

Adicionalmente, el IdC tiene el firme compromiso de ser socialmente responsable, en ese sentido, todo lo que se diseña y fabrica se realiza de manera eficiente, de modo que tenga mínimo o nulo impacto sobre el ambiente natural, por lo cual está vinculado con la informática verde o ecología de las cosas, pues, entre otras luchas, siempre está buscando la reducción del anhídrido carbónico, buscando entonces construir ciudades inteligentes pero verdes.

Para que el IdC sea una realidad, se requiere una gran transformación en el mundo: empezar a insertar sensores inteligentes en las máquinas electrónicas y hacer interconexión entre ellas y las personas, lo cual las llevará al siguiente nivel, máquinas inteligentes capaces de tomar decisiones. Las primeras demostraciones indican que existe el conocimiento para emprender esta aventura, sólo es cuestión de tiempo, porque ya se inició la era del internet de las cosas. Debido a que se vive la etapa incipiente de esta nueva revolución, caben las preguntas: ¿Cuántos años pasarán para que todos los aparatos electrónicos funcionen bajo esta nueva forma de hacer las cosas? ¿Estará el mundo preparado para esta nueva revolución? o más importante aún ¿Es lo correcto? Sólo el tiempo lo dirá.