Empecemos esbozando algunas definiciones de liderazgo: personas con capacidad de influenciar sobre otras personas, capaces de lograr un compromiso de manera consciente para la consecución de objetivos, capaces de dirigir a otras personas de manera extraordinaria, inteligencia para manejar grupos de trabajo, seres éticos y morales con visión a largo plazo, capaces de movilizar a multitudes hacia el logro de metas.
A estas alturas de nuestras vidas, ya no es novedad que la gran obsesión de las organizaciones es descubrir la receta del liderazgo, ¿cuáles son las características que diferencian a los líderes? Si tuviéramos esta respuesta, podríamos detectar y crear líderes altamente efectivos y confiarles las riendas de la organización a ojos cerrados, aunque suene exagerado.
No sabemos si esta pregunta algún día será respondida, pero ante esta incertidumbre, nos tenemos que limitar a lo que hay, lo cual tampoco es poco. Se han reconocido varios tipos de liderazgo, los hay del tipo autoritario, los hay del tipo carismático, los hay del tipo pasivo, que en el mundo académico llaman Laissez-Faire, el cual deja que las ideas individuales beneficien a la institución y sólo toma posición cuando no hay otro camino.
Ante esta gama de opciones, inevitablemente surge la pregunta: ¿cuál es el mejor estilo de liderazgo? Y es que cuando las explicaciones no satisfacen a las mentes sedientas de respuesta, aparece el famoso “depende”. Y efectivamente, el estilo de liderazgo requiere características que determinan la efectividad: si estamos en una base militar, probablemente funcione mejor un liderazgo de tipo autoritario, si estamos en un colegio, la receta será ir por un liderazgo transformacional que enseñe con el ejemplo, visualicemos a un director instruyendo a sus docentes a fin de que tengan siempre presente sólidos valores morales para sus alumnos, si estamos en una empresa industrial, tal vez aplicar un liderazgo transaccional.
Abordando un poco al líder desde el plano gerencial, ¿podemos afirmar que los gerentes son líderes? El gerente tiene a su cargo un equipo de trabajo y logra que todos confluyan hacia la consecución de los objetivos de la organización. Y, si por otro lado, recordamos la definición de líder, recordaremos que un líder no necesita ser gerente para demostrar sus cualidades. De igual manera, un gerente no necesariamente es un líder. Podemos decir entonces, que un líder no se hace porque le dan un cargo importante, sino porque los demás lo reconocen. Y es en esta búsqueda de respuestas que Burns, apasionado eterno estudiante de este concepto, definió dos claros estilos de liderazgo, el transformacional y el transaccional.
Empecemos identificando al líder transaccional como aquel que premia a sus subordinados cuando colman las expectativas y cumplen o sobrepasan lo acordado. La contraparte es que si los esfuerzos realizados no alcanzaron para llegar al objetivo, se aplicarán castigos y penalidades a los implicados. Los líderes transaccionales funcionan en las organización en bastante grado, su método mantiene ordenada y encaminada correctamente. Funcionó perfecto en la revolución industrial, donde sólo había que hacer tareas automatizadas y los subordinados eran sólo una pieza más del rompecabezas. Es un liderazgo de tipo transparente porque se transmite al subordinado lo que se espera de él y lo que ocurrirá si no se completa el objetivo. Aunque el liderazgo transaccional funciona, tiene sus detractores: hay quienes consideran que sólo es un tipo de gestión, porque se encasilla en lo que se tiene que hacer de acuerdo a procedimientos establecidos, no dejando pie a la creatividad. Mucho más peligroso aún en una realidad donde todo varía acorde a la dinámica de un mercado que cada vez es más complejo y donde se tiene que obrar con sumo esmero para mantenernos vigentes. Obviamente, este estilo de liderazgo tiene su contraparte o contendiente más cercano, el cual opera de modo totalmente diferente: el liderazgo transformacional.
El estilo de liderazgo transformacional no sólo se compromete en cumplir los objetivos y metas de la organización, sino que además busca que sus subordinados logren un desarrollo profesional y personal. Adicionalmente, no asume la importancia de las reglas e instrucciones, para reemplazarlas por una visión común del futuro, valores éticos e ideas creativas como herramientas de crecimiento. El liderazgo de tipo transformacional es el que más se parece al prototipo de líder que siempre hemos imaginado: un tipo motivador y carismático.
Los líderes transformacionales, de acuerdo a Bass y Avolio (1990), poseen cuatro componentes siempre presentes en todos ellos:
- Carisma o influencia, los líderes transformacionales poseen poderes excepcionales para el trato personal.
- La estimulación intelectual, lo cual despierta la capacidad de innovación y creatividad en los seguidores, evaporando los paradigmas y enseñándoles a mantener una actitud de alerta ante los problemas y sus resultados.
- Consideración individualizada, consiste en dar un trato personalizado y diferenciado a cada persona, pudiendo de esta manera, impulsar la determinación de cumplir las expectativas.
- Motivación inspiracional, despertando en los subordinados el sentido de trabajar en equipo, el líder utiliza la comunicación para transmitir sus expectativas y dar a entender la ruta que se debe seguir para lograr los objetivos planeados.
Adicionalmente, las investigaciones están demostrando que las mujeres son mejores líderes transformacionales que los hombres (hay que decirlo todo). Las mujeres tienen una aceptación más natural y su mensaje llega más rápido. Esto de alguna manera se ve explicado en el hecho de que todos nacemos de una mujer. El líder transformacional masculino primero debe vencer la valla de la desconfianza y ganarse al seguidor, proceso que no siempre es inmediato. No vayamos a pensar que en el liderazgo transformacional, cuando se cometen errores: se castigan, aquí no se hace excepción, sin embargo el castigo es una oportunidad para motivar aún más al subordinado, para hacerle ver sus errores, corregirle y apoyarle.
La diferencia con respecto al líder transaccional es tremenda: el líder transformacional obra de peculiar manera, influye en los aspectos motivacionales de sus subordinados. Logra que se realicen grandes compromisos, logra cambios en la personalidad de las personas, genera ideas. Es el líder transformacional probablemente el que posee las cualidades que todos imaginan tiene un gran líder. Tal vez quien no esté a la caza de un líder transformacional, no lo notará cuando lo tenga ante sí, pero sí sentirá respeto y admiración.
¿Es el liderazgo transformacional lo que las organizaciones necesitan? Aunque este estilo de liderazgo es creativo, motivacional y transmite la visión de futuro, en ciertas situaciones es conveniente combinar con el liderazgo de tipo transaccional, los cuales pueden apoyar con las actividades de tipo rutinario y, ambas en conjunción pueden llevar a buen puerto el futuro de la organización.
